CONSTRUYENDO UN SOCIEDAD ESTABLE Y PRÓSPERA.

Ovidio Roca
Como vives y con quienes vives y aprendes; piensas”. Pukymon.
Locura es hacer la misma cosa una y otra vez, esperando obtener diferentes resultados”. Einstein.

Para progresar como país y como sociedad, necesitamos de una democracia estable y una economía sostenible. Una cultura de trabajo, libertad y seguridad jurídica. De libertad de expresión y de asociación, del imperio de la ley con elecciones periódicas, alternabilidad de los cargos y por supuesto del total respeto de los derechos de los ciudadanos, incluyendo a los de la oposición.

Esto implica una Democracia liberal que protege la propiedad privada, la vida y la libertad. Que practica la subsidiariedad entre las unidades naturales como la familia, la comunidad, el barrio y sobre esta base e constituye la Nación boliviana. Una organización que otorga las garantías necesarias para que las comunidades grandes, como las pequeñas faciliten a los ciudadanos desarrollarse conforme a su naturaleza social y espiritual.

Esto lo escuchamos todo el tiempo pero no hacemos nada, no le metemos.
Por ahora, nuestra población boliviana esta poco preparada para enfrentar la vida en este mundo globalizado de nuevas tecnologías y sistemas productivos. Tiene una economía cotidiana que es mercantil e informal y que en un ochenta por ciento; trabaja en una economía agrícola y manufacturera y también en esa más rentable, que se mueve alrededor de la coca, el narco tráfico, el contrabando, actividades estas últimas sin restricciones para los cercanos al gobierno populista.

Los países de Latinoamérica se están convirtiendo en Narcoestados, manejados por líderes populistas, que les ofrecen vivir bien. Cuando se Institucionalizo el Populismo, éste invento mitos e historias del vivir bien y sin esfuerzo y así se ganan a esa parte del pueblo que quiere vivir de la manga.

Durante sus dieciocho años de Gobierno populista cocalero, Evo y Lucho inflaron el Estado creando empleos para sus secuaces; cosecharon y se comieron los dólares del gas y la renta petrolera, así como los de las reservas depositadas en el BCB en dólares y oro y siguieron cosechando tomando deuda externa e interna.
En sus años de gobierno se gastaron más de 100 mil millones de dólares y ahora cuando los países no quieren darles créditos, empiezan a saquear los ahorros de la jubilación en las AFP.

Pero sobre todo, se robaron el futuro de los jóvenes y los emprendedores formales. Se robaron la historia, destruyeron la Nación boliviana que penosamente se estaba armando. Ahora somos varias tribus enfrentadas, lideradas por caudillos salvajes. Somos un Estado Plurinacional cocalero.

Se habla como se vive. La población, los grupos sociales piden a las autoridades, que “bajen” para atender y solucionar sus problemas, pues ellos están en las alturas embriagados de Ubris y eventualmente se dignarían a bajar al llano.
El pueblo entre sollozos, pide que ellos solucionen sus problemas y necesidades, desde gasolina, dólares y tomate barato. Y esto lo piden a unas autoridades por lo demás ignorantes en todo, excepto de como mentir, tomar el poder y enriquecerse con las arcas del Estado.

Esto es extraño, pues una persona sensata en su vida cotidiana sabe que para tener una buena comida, se necesita un buen cocinero. Tener un buen zapato, de un zapatero. Curar las dolamas, un buen médico, etc. Pero para Administrar un País y Gestionar el Estado, eligen a un Charlatán, un Cocalero, un Cajero, etc.

“Somos la mejor economía del mundo” dice Lucho, e inmediatamente suben los ll’unkus al Palacio y le cuentan que todo está bien: Que hay dólares para todos y también gasolina y gas. Que no hay inflación, la que es un invento de los opositores. Que la estabilidad económica es una realidad y también que el kilo de tomate esta en tres bolivianos y especialmente, que el precio de la pichicata sube cada día pero los gringos pagan, para eso están sus dólares.

Las Elecciones son un mecanismo para calificar la gestión de los servidores públicos y ratificarlos o despedirlos por el buen o mal trabajo realizado y esto ocurre en toda entidad productiva y de servicios.

El problema es que la gente no actúa con la razón y se deja ganar por las emociones,  prefiere una buena promesa que la verdad dura.

El pueblo es práctico pero también iluso, aprende de su vida cotidiana, la que se gana peleando día a día, y así van aprendiendo de sus éxitos y fracasos, aunque también le gusta escuchar promesas e ilusiones.
Un pueblo sensato, vota y apoya realidades tangibles y accesibles para ellos en cada una de sus particulares circunstancias; ellos no votan por un sistema abstracto, que a su criterio les da seguridad de recibir un buen beneficio.

Necesitamos retornar a la sensatez, ver la realidad y comunicarnos mejor, en consecuencia en nuestra propuesta para el cambio hacia la democracia liberal, debemos tomar esto en cuenta.
Tenemos que dejar de llenar de cifras a nuestros discursos, necesitamos contar historias de vida, de éxitos en nuestra economía y actividades productivas. Relatar experiencias y visiones de trabajo y progreso desde nuestro entorno familiar y vecinal, todo desde la base.

Esto implica Gobernar apegado a la realidad del día a día, atendiendo las necesidades de la población desde la base. Empezando con la responsabilidad desde la familia, el vecindario, el pueblo donde vivimos y donde podemos ver la raíz de los problemas y las soluciones prácticas y eficaces.

Necesitamos una República Democrática Federal.

ovidioroca.wordpress.com

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